viernes, 11 de febrero de 2011

Luz



Tiene esa capacidad. Está ahí de manera constante, dentro de ella, latente. Pero es aún más evidente cuando por alguna razón oculta amanece sombría. Es entonces cuando según evoluciona el día, suena un clic en el movimiento oculto de su cuerpo. Se queda muy seria, y sonríe de repente. Entra en el baño y saca su máscara de pestañas. Sale y se dirige a mí, me mira pícara. Yo, atónito, desde el sofá me quedo inmóvil. Sus ojos brillan y la casa vuelve a estar iluminada. Iluminada por esa linterna que guía mi nave hasta su vida, la mía.

5 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Todos tendemos hacia la luz, como las plantas. Y según los días se agrandan, también crece el optimismo.

La paciente nº 24 dijo...

Todas esas luces y sombras que nos habitan, a veces, dan un salto sobre los ojos, se nos escapan por la boca o se quedan pinchadas en un tenedor.

Miguel dijo...
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Alamut dijo...

Mª Jesús: somos más "bichos" de lo que pensamos. Y nos atrae mucho la luz interior de los demás.

Paciente: y del tenedor podemos dar a degustar a los que nos rodean y se hacen canívales de nuestros contrastes....

Miguel dijo...

A veces no se ve la luz si no te fijas. Pero basta con examinar una mirada, y los destellos darán la señal de quien lleva, aun oculta, esa luz.
Beso, Alamut