jueves, 5 de febrero de 2009

Palabra


Cuando comencé este blog, lo primero que hice fue hacer un listado de palabras posibles sobre las que escribir. Eran esas palabras que me gustaban, por su sonoridad, porque siempre habían estado ahí, por lo que evocaban o lo que habían significado en mi vida. Palabras como timonel, alba, cardamomo o zozobra, que quizá algún día se conviertan en una entrada en este espacio con el que me comparto.

Sin embargo, me voy dando cuenta de que no soy yo la que elijo las palabras, son las palabras las que me eligen a mí. Son mis acontecimientos vitales, aquello que la buena vida me trae, lo que hace que una palabra se dibuje en mi cabeza y mis manos, como las de un alfarero algo torpe, modelan lo que ella me sugiere.

Así, Añoranza nació cuando habité en el Magreb, Turbulencia el día en que alguien me hizo aquella rozadura que ya curó, Alivio se forjó cuando él partió y el Silencio siempre estuvo ahí. Manos es el poema de amor que un día me inspiró el ser al que más he amado y que me arrancó el corazón de cuajo. Beso surge de la contemplación de una de las piezas que hay en un museo que, debo reconocer, cada vez que visito mi libido sale alborotada y creo dejar un amplio rastro de feromonas porque en las calles de París, los rostros masculinos me miran con otros ojos. Sí, son las palabras las que van pidiendo su turno.

Por ello, no puedo anticiparos cual será la siguiente que aparecerá en la lista, que irá conformando este personal diccionario vital. Sólo espero que cada una de ellas os acerque, al menos, una sensación, una sonrisa, una pequeña reflexión. Este es mi diminuto homenaje a ellas, las que adoro, las que respeto y las que me permiten el acto mágico de comunicarme con vosotros, mis ángeles.

3 comentarios:

P Vázquez "ORIENTADOR" dijo...

Si estás en París, olalá, puedes escribir lo que quieras, di que está nevando, que el cielo está gris, que bello es París.

Alamut dijo...

Ojalá estuviera en París, Orientador. Pero volveré en breve. Afortunadamente puedo perderme en sus calles con frecuencia. Cuando esté allí, prometo escribir algo para compartirlo con vosotros. La última vez que estuve, vi nevar en el jardín del museo Rodin, fue un lujo poder ver la Puerta del Infierno en la más absoluta de las soledades, bajo la nieve. Gracias por hacerte seguidor de este blog.... Paseré a ver el tuyo

Miguel dijo...

Las palabras buscan su momento, su lugar, para aparecer y dar significado, a veces, sólo a cosas; aunque me gusta pensar que las palabras, más que dar nombre a las cosas, son capaces de expresar sentimientos alborotados que se encuentran en el interior de cada uno.
La reflexión que haces me lleva a buscar las palabras que ahora surgen en mí.
Espero que las palabras que te traigas de París, estén llenas de luz.
Un placer, como siempre...